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Trastorno de personalidad

¿Qué es?

Las personas que padecen un trastorno de la personalidad se caracterizan por tener unos rasgos de personalidad y unos patrones de percepción, reacción y relación que son fijos, inflexibles y socialmente desadaptados en una amplia gama de situaciones, causan un desajuste social significativo, perturban la eficacia laboral y provocan un malestar psicológico significativo.

Se trata de alteraciones del modo de ser propio del individuo, de su afectividad y de su forma de vivir y de comportarse, que se desvían de lo normalmente aceptable en su entorno y cultura.

Debido a nuestro estilo de personalidad, cada persona tendemos a responder de una manera determinada ante situaciones similares, es decir existe un patrón de personalidad que define nuestras respuestas y nuestras maneras de actuar. A pesar de esto, la mayoría de nosotros, somos capaces de intentar otro camino si la primera respuesta es ineficaz. En contraste, las personas con trastornos de la personalidad tienen unos patrones comportamentales tan rígidos que no pueden adaptarse a la realidad, y tienden a repetir respuestas desadaptativas una y otra vez. Además, generalmente no son conscientes de que su comportamiento o sus patrones de pensamiento son inapropiados.

La interacción continuada de un componente biológico y las interacciones sociales y los aprendizajes derivados de las mismas a lo largo de la infancia y la adolescencia van configurando un patrón de comportamiento que conduce al establecimiento de un diagnóstico de trastorno de personalidad cuyos patrones desadaptados de pensamiento y comportamiento se hacen evidentes al principio de la edad adulta y tienden a durar toda la vida.

El diagnostico de los diferentes tipos de trastornos de la personalidad requiere conocer de forma intensa y extensa la vida de la persona, el contraste de la información con terceros y de profesionales de gran experiencia clínica.

Tipos de trastorno de la personalidad

Existen diferentes tipos de trastornos de personalidad:

Trastorno de la personalidad paranoide

Las personas con este tipo de trastorno de personalidad muestran un patrón de desconfianza y suspicacia intensa hacia los demás de manera que interpretan sus intenciones como malévolas.

Son reacios a confiar o a mantener una relación cercana con los demás por desconfianza.

Son generalmente difíciles de llevar y con frecuencia tienen problemas en sus relaciones cercanas. Debido a que están hipervigilantes en busca de amenazas potenciales, pueden actuar de una manera cautelosa, secreta o maliciosa y parece que son fríos y faltos de sentimientos de ternura. Su carácter combativo y suspicaz puede provocar una respuesta hostil en los demás que, a su vez, sirve para confirmar sus sospechas originales.

Trastorno de la personalidad esquizoide

La característica esencial del trastorno de la personalidad esquizoide es un patrón general de distanciamiento de las relaciones sociales y una gama restringida de expresión emocional en situaciones interpersonales.

Carecen de un deseo de intimidad y se muestran indiferentes a las oportunidades de desarrollar relaciones cercanas. Prefieren pasar el tiempo solos y las tareas mecánicas o abstractas.

A menudo parecen indiferentes a los demás, no responden adecuadamente a las señales sociales y no suelen preocuparse por lo que piensen de ellos. Rara vez experimentan emociones fuertes como la ira y la alegría, suelen reaccionar de forma pasiva a las circunstancias adversas y tienen dificultades para responder adecuadamente a los acontecimientos importantes de la vida.

Trastorno de la personalidad esquizotípica

La característica esencial del trastorno de la personalidad esquizotípica es un patrón de malestar agudo en las relaciones íntimas, de distorsiones cognitivas o perceptivas y de excentricidades del comportamiento.

Suelen tener ideas de referencia en las que malinterpretan las causas de algunas acciones y acontecimientos como si tuvieran un significado particular para ellos. Pueden ser supersticiosos, estar preocupado por fenómenos paranormales o creer que tienen un control “mágico” sobre los demás.

Experimentan la intimidad interpersonal como problemática y se sienten incómodos en relación con otras personas. A menudo parecen interactuar con otros de una manera inapropiada, rígida o constreñida y son considerados como raros o excéntricos por sus gestos inusuales, por una manera descuidada de vestir y por su falta de atención a las convenciones sociales habituales.

Trastorno de personalidad antisocial

La característica esencial del trastorno de la personalidad antisocial es un patrón general de desprecio y de violación de los deseos, derechos o sentimientos de los demás. Estas personas, en su mayoría hombres, son frecuentemente mentirosos y manipuladores con el fin de sacar provecho personal o por placer.

Son personas tremendamente impulsivas que toman decisiones irreflexivamente según el momento y sin tener en cuenta las consecuencias para uno mismo o para los demás. Por lo general, tienden a ser extremadamente irresponsables en todos los ámbitos de su vida.

Tienden a ser irritables y agresivos, y pueden involucrarse en peleas o cometer actos ilegales o de violencia física sin mostrar remordimiento por las consecuencias de los mismos.

Con frecuencia carecen de empatía y tienden a ser crueles, cínicos y despectivos. Pueden tener una concepción de sí mismos elevada y mostrarse arrogantes y engreídos.

Pueden desarrollar trastornos de ansiedad, trastornos depresivos, trastornos por consumo de sustancias, juego patológico, trastorno de somatización y trastornos del control de los impulsos. El abuso o la negligencia infantil, la paternidad inestable o irregular o la disciplina parental inconsistente aumentan la probabilidad de que un trastorno de conducta en la infancia y adolescencia se convierta en un trastorno de la personalidad antisocial al llegar a la edad adulta.

Trastorno de la personalidad límite

La característica esencial del trastorno de la personalidad límite es un patrón general de inestabilidad de las relaciones interpersonales, la imagen de sí mismos y los afectos, y una notable impulsividad.

Estos individuos, en su mayoría mujeres, son muy sensibles a las circunstancias ambientales, experimentan un miedo intenso al abandono y para evitarlo pueden realizar actos impulsivos como autolesiones o comportamientos suicidas.

Muestran un patrón de relaciones inestables e intensas y pueden idealizar a los cuidadores o parejas potenciales. Su alta inestabilidad afectiva les hace reaccionar de manera extrema a los acontecimientos externos y expresar de manera inapropiada e intensa su ira con una gran dificultad para contenerla, lo que más tarde suele desembocar en sentimientos de vergüenza y culpa.

Exhiben impulsividad en áreas potencialmente dañinas para sí mismos: pueden jugar patológicamente, gastar dinero de manera irresponsable, darse atracones de comida, consumir sustancias de abuso…

En personas que padecen este trastorno a menudo se encuentran antecedentes abusos físicos y sexuales, abandonos, conflictos hostiles y pérdida prematura de los padres en la infancia.

Trastorno de la personalidad histriónica

La característica esencial del trastorno de la personalidad histriónica es la emotividad generalizada y excesiva y el comportamiento de búsqueda de atención. Se trata de personas que se sienten incómodas y poco apreciadas cuando no son el centro de atención y a menudo se muestran alegres y treatrales. Inicialmente pueden seducir o maravillar a las nuevas amistades por su entusiasmo y aparente apertura, y a menudo consideran las relaciones más íntimas de lo que realmente son.

La expresión emocional puede ser superficial y rápidamente cambiante. Utilizan constantemente el aspecto físico para llamar la atención sobre sí mismos y están tremendamente preocupados por impresionar a los demás con su aspecto.

Se caracterizan por el autodramatismo, la teatralidad y una expresión exagerada de la emoción, aunque a menudo esta pueden aparecen y desaparecen demasiado rápido.

Son personas con un alto grado de sugestionabilidad cuyas opiniones y sentimientos son fácilmente influenciables por los demás y las modas actuales. Desean la novedad, la estimulación y la excitación, y tienen una tendencia a aburrirse con su rutina habitual. Aunque a menudo inician un trabajo o un proyecto con gran entusiasmo, su interés puede desaparecer rápidamente. Pueden descuidar y romper sus relaciones duraderas para dar paso a la emoción de nuevas relaciones.

Los individuos con este trastorno, con mayor prevalencia en mujeres, tienen un mayor riesgo de gestos y amenazas suicidas como forma de llamar la atención.

Trastorno de personalidad narcisista

La característica esencial del trastorno de personalidad narcisista es un patrón general de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía.

Los individuos con este trastorno tienen un sentido grandioso de su propia importancia, sobrestiman sus capacidades e inflan sus logros de manera arrogante y pretenciosa mientras implícitamente subestiman las contribuciones de los demás.

Exigen y necesitan una admiración excesiva ya que su autoestima es casi siempre muy frágil aunque no lo demuestren externamente.

Muestran un sentido del derecho y unas expectativas poco razonables de que se les atienda con un trato especialmente favorable esperando una gran dedicación por parte de los demás. Suelen ser envidiosos o creer que los demás les envidian a ellos.

Generalmente tienen falta de empatía y dificultades para reconocer los deseos y sentimientos de los demás, y cuando sí reconocen las necesidades, los deseos o los sentimientos de otras personas, los suelen ver con desprecio, como signos de debilidad o vulnerabilidad.

Trastorno de la personalidad evitativa

La característica esencial del trastorno de la personalidad evitativa es un patrón general de inhibición social, sentimientos de incompetencia e hipersensibilidad a la evaluación negativa.

A pesar de su deseo de estar activos y de participar en la vida social, rehúyen realizar actividades que impliquen un contacto interpersonal significativo debido a sus temores ante posibles críticas, desaprobación o rechazo.

Suelen ser personas tímidas, calladas e inhibidas. Poseen una muy baja autoestima, creen que son socialmente ineptos, personalmente poco atractivas o inferiores a los demás. Tienen tendencia a exagerar los peligros potenciales de  situaciones ordinarias y su hipersensibilidad al rechazo hace que vivan de una manera muy restringida.

Los principales problemas asociados a este trastorno se producen en la vida social y en el funcionamiento ocupacional, y a menudo se diagnostica junto con el trastorno de la personalidad dependiente, puesto que suelen convertirse en personas muy apegadas y dependientes de sus pocas amistades.

Trastorno de la personalidad dependiente

La característica esencial del trastorno de la personalidad dependiente es una necesidad persistente y excesiva de recibir cuidados que conlleva un comportamiento de extrema sumisión y apego y temores de separación.

Tienen grandes dificultades para tomar decisiones cotidianas sin una cantidad excesiva de consejos y la aprobación de los demás. Tienden a ser pasivos y a permitir que otras personas (a menudo una sola) tomen la iniciativa y asuman todas las decisiones y responsabilidades de su vida, ya que están convencidas de que son incapaces de funcionar de manera independiente.

Estos individuos se sienten tan incapaces de funcionar solos que pueden mostrarse de acuerdo en cosas que creen que están mal y no muestran su enfado a las personas de las que reciben apoyo y cuidados por miedo a que se distancien de ellos.

Su necesidad de mantener un vínculo importante ocasiona relaciones desequilibradas o distorsionadas. Pueden sacrificarse a sí mismos de manera extraordinaria o tolerar el abuso verbal, físico o sexual.

Las personas con trastorno de la personalidad dependiente a menudo se caracterizan por el pesimismo y la duda, tienden a menospreciar sus capacidades y recursos, y pueden referirse constantemente a sí mismos como “inútiles”. Buscan la sobreprotección y la dominación de los demás y las relaciones sociales tienden a limitarse a las pocas personas con las que el individuo tiene dependencia.

Trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva

La característica esencial del trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva es una preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control mental e interpersonal.

Son excesivamente cuidadosos y tienen tendencia a la repetición, prestando una atención extraordinaria a los detalles y a la comprobación de los posibles errores. Muestran una excesiva devoción por el trabajo y la productividad, excluyendo las actividades de ocio.

Pueden ser excesivamente concienzudos, escrupulosos e inflexibles y extremadamente autocríticos sobre sus propios errores y son reacios a delegar tareas o trabajar con otros e insisten en que todo se haga a su manera.

Pueden ser avaros y tacaños, y mantener un nivel de vida muy por debajo de lo que pueden pagar, en la creencia de que el gasto debe ser estrechamente controlado para prevenir futuras catástrofes.

Pueden tener tantas dificultades para decidir qué tareas tienen prioridad o cuál es la mejor manera de hacer una tarea en particular, que no comiencen ninguna.

Tienen tendencia a molestarse o a enfadarse en situaciones en las que no son capaces de mantener el control de su entorno, aunque la ira normalmente no se expresa directamente.

Los individuos con este trastorno suelen expresar afecto de manera muy controlada o artificial, y se sienten muy incómodos en presencia de otras personas que sean emocionalmente expresivas.

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